«La Violencia Contra la Mujer»

Sin lugar a dudas la violencia contra la mujer es una realidad dolorosa que muchas mujeres ven y sufren a diario. Es preocupante. Por tanto un reto prioritario, y preciso que debemos atender.

La violencia contra la mujer no sólo es una cuestión de vida sino de fe y en virtud de esa verdad es necesario que hombres y mujeres obremos juntos construyendo hogares y comunidades de paz.

Nuestro punto de partida inicia la tarea afirmando que hombres y mujeres comparten el privilegio de ser mayordomos de toda la creación. En Jesús la mujer encuentra su sentido de originalidad, solidaridad e igualdad, un modelo a seguir. El derramamiento del Espíritu Santo es un signo de igualdad un don divino para hombres y mujeres. Nuestra justificación por la gracia de Dios mediante la fe en Cristo Jesús reclama que nadie debe ser excluido ni discriminado, para Dios el hombre y la mujer tienen la misma dignidad, los dos son hechura de Él, tienen la misma esencia. Siendo así, la violencia contra la mujer definitivamente es un pecado contra Dios porque denigra la dignidad de la mujer y la vida que Él le ha dado.

La violencia no sólo lesiona la integridad de la mujer, física, emocional y psicológica, también daña la humanidad del agresor, creando un círculo vicioso en nuestra sociedad.

Como iglesia estamos llamados a liberar a todos los oprimidos, y contribuir a que hombres y mujeres se liberen de una cultura de violencia de tal manera que la nueva vida en Cristo permee cada hogar peruano y haya esperanza para la nación.

Para nosotros la problemática de la mujer no debe ser un tema distante o ajeno debemos crear puentes y unirnos a los esfuerzos seculares para presentar respuestas claras que llevan a un hombre a ser violento, y por qué las mujeres son incapaces de sustraerse de este círculo vicioso. De manera que la iglesia, podría poner fin a la perpetuación de la violencia, si se lo propone.

¡Jesús es la esperanza del mundo!

Psa. Silvia Castillo.

Delegada AEL Mujer